Recordando mi tiempo en Migjorn

Me formé en Inglaterra donde trabajé durante dos años, después fui a México por tres años, donde tuve el privilegio de compartir experiencias con las mujeres chiapanencas. A mi regreso a España necesitaba tiempo para adaptarme al cambio. Amo mi profesión y no quería trabajar en el hospital. Me informé sobre clínicas, casas de parto, grupos independientes de matronas que existían en España. Necesitaba encontrarme con comadronas que acompañasen a las mujeres y parejas en su proceso de dar a luz sin dirigir, sin intervenir, simplemente estando. Así conocí la casa de partos de Migjorn. En esos momentos, además de Montse y Angels, estaban trabajando Daniela y Esther. Fue una experiencia inolvidable que apenas duró dos meses.

En esos momentos yo no podía aportar mucho, me encontraba en un momento de cambio, más bien necesitaba recibir. A parte de una experiencia profesional diferente a la que se da en España, buscaba cobijo y cariño.

Tuve la oportunidad de acompañar a unas profesionales excepcionales que, además de su cariño, me enseñaron mucho sobre el saber estar con una mujer y su pareja durante el proceso del parto.

Recuerdo una mujer que quería parir en casa, cerca de Manresa. Era su primer hijo. Llamó a Migjorn porque tenía contracciones nuevamente. Una semana antes ya la habían visto y estaba de 4 cm, pero el parto se detuvo. En esta ocasión volvimos a ir y ya estaba de 6 cm, pero también se pararon las contracciones y la dejamos tranquila. A los dos días nos volvió a llamar y esta vez  ya dio a luz a su bebé. Siempre estaba en contacto con las matronas y eso la tranquilizó para tener un parto a su ritmo, sin relojes, sin presión, sin prisas. 

Estaba en un proceso personal de cambio pero gracias al apoyo de las comadronas de Migjorn me hicieron sentir querida y muy acompañada. Quizás la mayor dificultad la encontré cuando en alguna ocasión tuvimos que trasladar a las mujeres al hospital. Una vez fue a la maternidad de Barcelona y otra a la de Manresa. En las dos ocasiones sentí que tanto las matronas como las mujeres trasladadas fuimos juzgadas y condenadas. No nos faltaron al respeto pero tampoco fuimos bien recibidas, había una carga de culpa en sus palabras y miradas. Estos fueron mis primeros encuentros con el sistema sanitario español después de casi 13 años, y la verdad que me asusté por el trato que recibían las mujeres durante el nacimiento de sus hijos.

Por otro lado fui privilegiada al conocer a muchas parejas que buscaban algo diferente para sus hijos. Pude acompañar a algunas de ellas en Migjorn durante el nacimiento de sus hijos. Fueron unas experiencias emotivas, llenas de cariño y amor entre las parejas y las comadronas. Inolvidables.

Para mí hay un antes y un después de conoceros. Después de recobrar la fuerza en Migjorn volví a mi ciudad con las ideas muy claras de lo que quería hacer, de lo que no me gustaba del sistema y por lo que intentaría luchar para cambiar dentro de los hospitales.

En Migjorn encontré espacio y tiempo para mí. Fue muy oportuno en mi vida y un privilegio llegar y juntarme con ese grupo de comadronas.

Creo que Migjorn es símbolo de valentía y entrega por un parto más humano y consciente. Es un referente de intento de cambio a nivel nacional y una meta a conseguir para que, como en otros países, esta opción se contemple dentro de los servicios que ofrece el sistema de salud regional y nacional.

Isabel Zabalza

Parir, néixer i créixer